Como sabéis, el martes pasado la Parroquia preparó la misa de la novena de la Virgen de Linarejos en la Parroquia de Santa María.
Pusimos cada uno lo mejor de nosotros para que el pueblo de Linares participara con nosotros en un homenaje a nuestra patrona. Cierto es que el coro no tuvo su mejor día, pero eso nos hace olvidar que no somos artistas, sino que ejercemos un ministerio en favor de la comunidad. Por lo demás, fue una misa intensa y emotiva. Prueba de ello son las dos moniciones de entrada y despedida que preparó Paco Ballesteros y que os dejamos aquí.
Monición de entrada
Un año más, acudimos gozosos a celebrar la Eucaristía junto a la Virgen de Linarejos, advocación bajo la que veneramos a nuestra Madre, María, en esta ciudad.
Hoy queremos pedir su intercesión ante el Señor, rogando por las familias de nuestra ciudad. Especialmente por las que tienen graves problemas y por las que se han roto. También por todas aquéllas en que las “cosas”, ¡tantas cosas como tenemos!, han ido sustituyendo a la intimidad, a los momentos de diálogo y a los ratos de compartir experiencias y anécdotas; y por aquéllas que empiezan a desmembrarse porque se va olvidando el “nosotros” y toma protagonismo el “yo” de cada cual con sus intereses prioritarios.
Ayúdanos a mirar a tu familia, que tantas y tan grandes dificultades tuvo que superar, para que, imitándola en lo posible, podamos recuperar la cohesión, el respeto y el cariño…y, sobre todo, sepamos fortalecer la unidad en el amor para poder superar juntos todos los obstáculos.
Entonces podremos expresar con alegría nuestro agradecimiento, por cada una de las cosas que, desde la familia, nos hacen crecer y ser mejores cristianos y mejores personas para la sociedad.
Monición de despedida
La comunidad de san José, unida a toda la Iglesia de Linares, ha celebrado la Eucaristía, la fiesta más grande que podemos ofrecer los cristianos, en honor a María, nuestra Madre, representada en esta querida imagen de nuestra Virgen de Linarejos. En sus manos ponemos a nuestras familias, para que, desde ellas, nos ayude a construir la paz, la concordia, el entendimiento, la solidaridad y la fraternidad que son tan necesarias para la convivencia diaria.
En el momento de la despedida, sólo nos queda reiterarle el testimonio de nuestro cariño filial y expresarle nuestro sincero agradecimiento por su intercesión constante ante el Hijo en beneficio de todos.
Nuestro corazón, rebosante de gozo y alegría por los dones recibidos, no puede contener un grito que es común en las gargantas de todos los linarenses: ¡VIVA LA VIRGEN DE LINAREJOS!