De andar por casa:
¿Te has dado cuenta que las personas
más ignorantes son las que más voces dan y las que pontifican dando por única
verdad la estupidez que predican? Por algo dice el libro de los proverbios que
es más peligroso encontrarse un ignorante empecinado en su ignorancia que una
osa a la que le quitan su osezno (prov. 17,12)
✠ Lectura del santo Evangelio según san Lucas. Lc 6, 39-45
De lo que rebosa el corazón habla la boca
EN aquel tiempo, dijo Jesús a
los discípulos una parábola:
«¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en
el hoyo? No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su
aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu
hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes
decirle a tu hermano: “Hermano, déjame que te saque la mota del ojo”, sin
fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de
tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.
Pues no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno;
por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las
zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.
El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que
es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la
boca».
Palabra del Señor.
El dicho de Jesús tiene una
actualidad extraordinaria: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego?” Pues muchos ciegos ignorantes y mentirosos se levantan
como propietarios de la verdad,
induciendo a otros muchos a negar incluso lo evidente.
Así ocurre, pues no hay nada más atrevido
que la ignorancia y lógicamente, quien se deja conducir por un ignorante, está
abocado a la ruina, pues lo único que hace éste, es levantar chismes
tergiversar la verdad y montar conflictos, pues su boca es un instrumento de
maldad y quien se deja conducir por un ignorante mentiroso, lo único que puede
esperar es precipitarse a la ruina y hundirse con él.
Es importante que nos detengamos en
este aspecto que nos alerta Jesús, ya que suele ser la causa de la perdición de
mucha gente y, desgraciadamente, el momento que vivimos no está, precisamente,
dirigido por personajes inteligentes, honrados y sagaces, sino todo lo
contrario: en sus vidas estamos viendo que los frutos que aparecen son el odio,
la mentira, la extorsión, la manipulación del lenguaje, de la realidad, de las
relaciones y consideran que la paz, el sentido común, la coherencia y la
honradez… son valores trasnochados y caducos que significan un atraso
sostenerlos.
Tenemos un ejemplo clarísimo de todo
lo que venimos diciendo: justamente en estos días, en que la avaricia y el
ansia desmedida de poder no dudan en precipitar al mundo en una guerra sin
importarle las consecuencias que pueda acarrear.