PRIMER ENCUENTRO PLAN PASTORAL DIOCESANO

 El jueves 3 de noviembre a las 19 h comenzaremos el primer encuentro con la celebración de la Eucaristía, al finalizar nos reuniremos en el salón parroquial para dialogar, compartir y debatir las aportaciones de cada uno.

El material para la preparación, el cuestionario y resto de información la encontrarás en la pestaña DOCUMENTOS del blog o pinchando aquí

DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO

 De andar por casa:

         Estoy seguro que has de conocer a personas que siempre se presentan como el “pobrecito” que fue maltratado en su niñez, que no se sintió querido y hoy no se siente apto para nada, incapaz de mover un dedo, acomplejado víctima de la explotación y dependiente absolutamente de los demás…

 EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 18, 9-14

El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no

 En aquel tiempo, a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola:

—«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior:

"¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo".

El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo:

"¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador".

Os digo que éste bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

Palabra del Señor.

 REFLEXIÓN

      Jesús nos presenta en la parábola que nos cuenta a dos personajes: el fariseo y el publicano; son los dos prototipos  de posturas típicas que suelen darse en la vida: la del que todo lo hace bien, la del que se siente por encima de todos, que no le debe nada a nadie, sino que todos la han de estar agradecidos.

        La otra postura es la del hombre sencillo que reconoce sus limitaciones y sus errores, pide perdón por ellos y la ayuda que necesita para ser mejor persona.

        Pero hay también otra postura muy común que Jesús no caricaturiza en la parábola: es la del que con la excusa del daño que le han hecho, se considera un inútil total para Dios y para la sociedad y vive como un parásito a costillas de los demás, sin aportar el más mínimo esfuerzo, pues no se cree capaz de nada y le va muy bien porque todo se lo encuentra hecho.

        Es la postura de aquel que caracteriza Jesús y que lo condena por inútil y malpensado, que esconde los talentos que Dios le da porque él sabe que Dios quiere recoger donde no siembra  y devuelve los dones sin usar lo que ha recibido.

 

 

EN MEMORIA DE ANTONIO SAEZ, CREADOR DEL BLOG PARROQUIAL

 

Querido Antonio:

           El 23 de diciembre de 2019 te marchaste a la casa del Padre. Fue un golpe duro, seco, profundo que nos dejó a todos rotos. No nos lo podíamos creer. Pero conociéndote, conociendo tu fe y tu forma de ser, sé que no querrías que fuese un sentimiento de amargura el que impregnara tu recuerdo, su marcha.

          ¿Recuerdas cuando os unisteis Silvia, Lucía y tú a nuestro coro y de ahí con la parroquia? Qué ratos más buenos pasamos, qué soplo de aire fresco y joven fuisteis para todos nosotros.

           Al tiempo, nos propusiste crear este blog parroquial y otro arciprestal, qué fiel has sido a estos dos bonitos y, en aquel momento, muy novedosos proyectos, aunque te dejamos olvidado muchas veces, tú seguías ahí incansable. Has sido siempre hombre de cumplir tu palabra y tus compromisos.

           Después Melitón propuso la edición de una hoja parroquial, en el proyecto también te implicaste hasta el final. Recuerdo tus correos escritos a las 6 de la mañana (¡este hombre no duerme! pensaba), sacando el tiempo de tu descanso para no quitárselo ni a tu familia ni a tu trabajo. Cuando D. Pedro Agudo murió, te encargaste también de la maquetación y corrección de la hoja. Siempre fiel al compromiso adquirido. Esos años compartidos de escritura, debates y trabajo en común fueron un regalo de Dios para mí.  Me sorprendía que un hombre de ciencia como tú escribiera tan bien analizando la realidad a la luz de la fe.

           Recuerdo una conversación sobre el aborto contigo (muchas de nuestras conversaciones eran por email) y como defendías la vida desde su concepción no solo desde la fe sino como un hombre de ciencia.

           En medio de todo esto, nacieron Juan y Silvia. Y seguía siempre tu implicación en la parroquia en la medida que podías: proyecciones en la misa para que los niños y niñas de catequesis pudieran participar mejor. Después, catequista de Silvia, aunque vosotros sois ejemplo para vuestros hijos de familia cristiana que vive su fe en el día a día, creo que has ido un regalo estupendo para ella. Vuestra presencia, la de tu familia en nuestra comunidad ha sido siempre querida y entrañable.

           Además de marido y padre implicado, cariñoso, centrado y volcado con tu familia, me gusta recordar tu visión en positivo de todo, intentando construir, comprender y pacificar.

           He tenido la suerte de conocer a tu madre, ahora entiendo la profundidad de tu fe aunque me dijo que venía de tu abuela. ¡Qué gran regalo conocerla! Gracias. Sé que tuviste que ver en eso.

           Doy gracias a Dios porque te cruzaras en nuestro camino. Volveremos a encontrarnos en la casa del Padre, porque creemos en la resurrección. Cómo me dijo tu madre: ¡Qué sentido tiene nuestra fe si no tengo la certeza de que mi hijo ha resucitado y está junto a Dios!

          Me ha costado demasiado tiempo ponerme en el teclado a escribirte, perdona. Entrar en las entrañas del blog me ha llenado de alegría, te siento realmente cerca y resucitado, voy a intentar continuar tu trabajo al menos en el blog parroquial

         Antonio, sé que nos cuidas desde el cielo, a tu familia especialmente. Intercede por nuestra comunidad, tu familia de San José para que mantengamos una fe viva y seamos fieles testigos de Jesucristo.

           Un beso, Ana