Os dejamos aquí este llamamiento que desde el Equipo de Pastoral de la Salud nos remiten. ¡Animaros a participar!
“EL AMOR A LOS QUE SUFREN ES SIGNO Y MEDIDA DEL GRADO DE CIVILIZACION DE UN PUEBLO” (Juan Pablo II)
Es nuestro deber como cristianos y miembros de la Iglesia, llevar el consuelo y alegría de Cristo Resucitado a nuestros hermanos que, a causa de la enfermedad o por el paso de los años, no pueden participar del inmenso gozo de celebrar los Sacramentos en la comunidad.
Los enfermos (los más necesitados y desasistidos) y a los que Jesús se acerca, representan sin duda el sector social más discriminado y marginado en nuestra sociedad. Es por ello que la Pastoral de Salud ha de ser el instrumento, por excelencia, a través del cual la comunidad hace presente la fuerza salvadora y humanizadora del evangelio, ante el que sufre, destinatario de la misión redentora de Cristo, por lo tanto, es al mismo Cristo a quien servimos a través del enfermo. …”Os aseguro que cuando lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis” (Mateo 25,40).
En el cuerpo de una comunidad parroquial podríamos comparar a los enfermos, discapacitados y ancianos (más pobres y desatendidos) con el corazón. El corazón es el órgano muscular que constituye el centro del aparato circulatorio y está encargado de recoger la sangre e impulsarla hacia todas las redes capilares del organismo; está situado en el centro de la cavidad torácica. ¿Cómo no ocuparse de aquello que distribuye el alimento para el resto de órganos y lo mantiene vivo?
Es a través de la cruz de Cristo como llegamos a Cristo.
El enfermo, con su sufrimiento, está completando la obra Redentora de Cristo.
La Pastoral de la Salud (vida), tiene como misión, ayudar a los enfermos a encontrar su lugar en la comunidad parroquial, con actitud de compasión y solidaridad, a ejemplo del Buen Samaritano de la parábola.
Por ello, este curso que comienza, necesitamos aunar esfuerzos para potenciar esta pastoral. Ya sabemos que en estos momentos no es solamente esta pastoral la que necesita esfuerzos, tanto a nivel de personas como económicos, pero esta comunidad de San José siempre ha llevado a gala su solidaridad y desprendimiento en todas aquellas causas en que se ha pedido colaboración.
Ahora, pedimos algo más valioso que el oro: vuestro tiempo.
Necesitamos personas que puedan desprenderse de 1 ó 2 horas semanales para visitar a los enfermos más necesitados y desatendidos.
Gracias por vuestra disponibilidad y servicio, os dejamos esta frase:
“Sólo queda aquello que damos”.