Entre mis experiencias que he contado muchas veces se encuentra esta que se presenta en el video en un cable exactamente igual que este, pero con el agravante de no estar desnivelado, sino a la misma altura en ambos extremos y cuando llegabas al centro te quedabas parado y tenías que llegar al otro lado a pulso. Por allí pasaban los niños de la Margarita a Tzenguianza todos los días, era la forma de poder ir a la escuela que les cogía a 4 horas caminando; de no pasar por allí tenían que caminar 15 horas. La misma cosa tuve que hacer yo muchas veces y después de mucho protestar en el ayuntamiento, conseguí que me dieran una carrucha como las que aparecen aquí, pero mucho más pequeña.
Esa situación la viven millones de niños a diario, mientras aquí nos permitimos el lujo de romper los muebles y hasta de obligar a que nos paguen por ir a la escuela. No sé si soy yo, o es este mundo el que está loco, pero para mi que algo no cuadra.
Un fuerte abrazo, MELITÓN.
