Llamada a todos los jóvenes: ¡Cristo, Rey del Universo!

Celebramos en estos días el encuentro con Jesús, llenos de gratitud y alabanzas al ver a este Rey como ama, perdona y se entrega siempre a todos nosotros hasta el final de nuestras vidas. 

A cada uno de nosotros, como cristianos, nos toca rendir los dones de gracia que el Señor deposita en nuestras manos, tenemos que ser fieles a nuestros deberes y compromisos; así nos lo enseñó Jesús en la oración al Padre: 


"Padre Nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, VENGA A NOSOTROS TU REINO, HÁGASE TU VOLUNTAD así en la tierra como en el cielo…."

Con ello reconocemos su derecho a gobernarnos y nuestra obligación es la de obedecerle, sabiendo que lo que nos da es infinitamente superior a lo que nosotros realizamos, y entre ello está nuestra SALVACIÓN. 

¡Queremos que reine Cristo! ¡Que reine en nuestros corazones! En el desarrollo de la catequesis nos ha ayudado a esta pequeña reflexión, el montaje de una escena teatral, basado en un cuento titulado “El rey y el Mendigo”, del autor chileno Cristian Urzúa Pérez 

¿Cómo lo hemos realizado? Participamos todo el grupo: un Narrador, el Rey, el Mendigo, y el resto del grupo ha ayudado con el vestuario, elección del escenario, grabación en vídeo, fotografía, etc.


Hubo, una vez, un mendigo que estaba tendido en la calle. Vio, a lo lejos, venir a su Majestad el Rey y pensó: “Le voy a pedir una limosna, y seguramente me dará bastante”. 

Y cuando el Rey pasó cerca, le dijo: −Su Majestad, ¿me podría, por favor, regalar una moneda? Aunque, en su interior, sabía que el Rey le iba a dar mucho más. 

El Rey lo miró y le dijo: − ¿Por qué no me das algo tú? ¿Acaso no soy tu Rey? 

El mendigo no sabía qué responderle y exclamó: −Pero, su Majestad, ¡yo no tengo nada! 

El Rey respondió: −Algo debes tener… ¡busca! 

Entre su asombro y enojo, el mendigo buscó entre sus cosas y se dio cuenta de que tenía una naranja, un trozo de pan y unos granos de arroz. El mendigo pensó que el pedazo de pan y la naranja eran mucho para dárselos al Rey, así que, en medio de su molestia, tomó cinco granos de arroz y se los dio al Soberano. 

Complacido, el Rey le dijo: −Ves como sí tenías. Y le dio cinco monedas de oro… una por cada grano de arroz. 

Sorprendido, el mendigo dijo entonces: −Su Majestad, creo que acá tengo otras cosas. Pero el Rey no aceptó su ofrecimiento y le dijo: −Solamente de lo que me has dado de corazón, te puedo yo dar. 


Terminamos con una oración a Jesús y con un compromiso: durante estos días, vamos a comenzar construyendo el Reino que Jesús nos enseñó, con la familia, ayudando y obedeciendo a nuestros padres, e intentar dialogar y no faltarles al respeto ni enfadarnos. 

Damos la bienvenida a dos chicas que se han unido al grupo, Irene Duque y Manuela: ¡nos alegramos todos de que estéis junto a nosotros! Y animamos a todos los jóvenes, ¡porque NO ESTÁIS SOLOS!, aquí estamos en la Parroquia de San José para unir nuestros corazones y construir un mundo mejor.

Un abrazo fuerte para todos, que la PAZ y el AMOR de DIOS nos una siempre. ¡Hasta pronto! 

Confirmados de la Parroquia San José de Linares Linares, a 28 de Noviembre de 2012