Primera reunión tras el verano del Consejo de Pastoral

Comenzamos la reunión con la lectura del Evangelio: "No os amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban. Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso; pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá! Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero".

Este pasaje del Sermón de la Montaña nos ilumina acerca de la manera de afrontar el comienzo de un curso como éste, transido de toda la problematica de la crisis, que en nuestro caso se hace patente en la deuda que tenemos que afrontar por el pago de las obras.

El Evangelio nos ayuda a no perder la perspectiva: lo fundamental en nuestra comunidad parroquial es hacer familia, formar una auténtica piña de hermanos donde aparezca el amor, el respeto, la escucha del otro, la solidaridad, el diálogo. Porque precisamente en momentos de dificultad hay que aunar fuerzas, hay que reforzar la fraternidad, creando un ambiente de amistad, de acogida, de apertura a todos; se nos interpela a ser solidarios y a trabajar por encima de todo por la unidad.

En esta línea, debemos ir concretando propuestas de trabajo. Por eso, queremos potenciar, por ejemplo, Cáritas, donde esperamos que se involucre más gente, iniciando si es posible un proyecto de visitas a las casas de las personas que atendemos que nos acerque aún más a su día a día. Está también en nuestra mente concretar una preciosa iniciativa que ya surgió el año pasado; se trata de un Banco del Tiempo, algo así como un espacio donde quien quiera de la comunidad pueda poner como ahorros el tiempo del que dispone y aquello que sabe hacer a disposición de quien lo necesite.

Surgen también bastantes ideas para recaudar dinero que nos ayude a afrontar el pago de las obras: vamos a empezar pronto con la campaña de lotería de Navidad (a ver si de paso nos toca un pellizco); queremos también, a iniciativa de nuestros cofrades, empezar a organizar una paella, al menos una vez al mes, en el salón, después de misa, para que esa cervecita que nos tomamos los domingos al mediodía la compartamos y nos ayude a sacar un dinerillo. Sale también a la palestra la colaboración del Grupo de Teatro La Cabria, a quienes tenemos que ayudar el próximo 29 de octubre, a las 9 de la noche, a llenar el Teatro Cervantes, cedido por el Ayuntamiento para que representen de nuevo "El genio alegre": todo lo recaudado irá para las obras. Todas estas actividades a realizar y las que se han realizado ya, como recientemente ésta en que nuestros jóvenes cofrades han conseguido un magnífico pellizco, íntegro para las obras, ponen de manifiesto que por encima de la presión de atender los pagos, hemos descubierto que estos muros son nuestros, son el lugar donde celebramos nuestra fe, nuestros momentos de encuentros comunitarios y con el Señor, y eso, indudablemente nos ha hecho más fuertes como cristianos y como comunidad.

Por supuesto, se ponen en marcha tantas otras actividades, habituales ya: la Oración Comunitaria con las Hermanas (miércoles a las 5 de la tarde), la Escuela de Formación Permanente (de nuevo con el tema del Apocalipsis), la Catequesis (en breve tenemos que pedir catequistas voluntarios), los Equipos de Limpieza del templo, el Consejo de Asuntos Económicos, las Asambleas Familiares, el Coro... Hablando del coro, el 18 de septiembre comenzamos con las misas de 12 de nuevo, con lo que debemos recordar que la Eucaristía es el eje alrededor de donde giran todas las demás actividades, dándole el énfasis y el valor que ello conlleva.

Ni que decir tiene que todos estamos llamados a formar parte de esta vida de la Parroquia que ahora se despereza después de la bajada de ritmo del verano. Que cada uno arrime el hombro donde pueda, donde se vea má útil, porque será el impulso de todos, junto con la fuerza del Espíritu, el que nos ayude a seguir construyendo este trocito del Reino que es la Parroquia de San José.